sábado, 8 de octubre de 2011

RÉQUIEM A UN ABUELO

Poco a poco iba muriendo
poco a poco se le escapaba
como a una rosa en otoño
su color, va perdiendo
la vida, le iba dejando.

Quemó su vida en el horno
fabricando el acero,
allí pudrió sus pulmones
sin haberlo pensado primero

Él sabía que la vida solamente
era una, que la vida un desierto,
que la muerte una laguna.

En aquella mañana gris de
agosto, al clarear la mañana
se despidió de su casa, de su cama,
entregó su alma a Dios y después…nada.

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