sábado, 8 de octubre de 2011

ECOS DEL ALMA

Rió por fuera. Por dentro, está
llorando mi alma,
y evoco y busco sin suerte
los rayos de tu mirada.
Ya tengo el pelo canoso,
Ya mi cabeza está calva;
mis ojos no tienen brillo
y está mi frente arrugada.
Ya mis verdores de ayer
Son como sierra agostada.
¡OH! Quien pudiera, amor mío,
hacer tarde mañana,
quien pudiera como ayer
contar sueños al alba
llenos de ninfas y estrellas
de alguna musa alocada.
Si vieras esas espinas,
espinas de rosa blanca,
clavadas aquí, en mi alma.
No tengo néctar ni aromas,
Solo un corazón que sangra
y llora por los amores
de flor cubierta de escarcha.
¿Dónde está mi rima alegre,
donde están mis serenatas,
donde el suspiro embrujado
de madrigal y guitarra?
Tengo olvido que no olvida
y se bate en retirada,
como el soldado tenaz
en la perdida batalla,
que lucha por olvidar
a hierro y golpe de estaca
contra un recuerdo burlón
fruto de una diosa blanca.
Dime rosa, ¿Dónde estás?
dime donde está tu casa,
que éste olvido no te olvida
y el recuerdo se agiganta.
Dime si quieres que muera
Éste que lloro a tus plantas
Que ya tengo el pelo cano
y está mi frente arrugada.
Pero aún siento en mi pecho
este fuego que me abrasa
y clavada al corazón
la aguda espina escarlata.
¡Tabernero! ….dame vino
de ese que alegra y mata,
que ya no puedo llorar
por que termine las lágrimas,
dámelo en copa de oro
que es mi condena la plata;
pues soy poeta bohemia
mártir de noche clara.
Ya bebí del rojo vino,
Ya me enrole en la parranda;
Pero…es poco. Quiero más,
Pues eso a mí no me basta.
Quiero tus muslos divinos
mitad de bronce y de nácar,
a veces llenos de fuego
a veces llenos de escarcha.
Quiero esa boca bermeja
quiero tus brazos.Tu cuerpo
que trae al son del amor
bella….dulcísima danza.
Y ese suspiro que brota
Y ese ¡ay!..Que sale del alma.
Quiero tu cuerpo de hombre
junto mi cuerpo que abrasa.
Bebamos en esa fuente
que vierte linfas doradas,
néctar de rosa y clavel,
colores blanco escarlata.
Bebamos miel del amor
servido en copa encarnada
para que cante mi boca
el eco de nuestras almas.

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