jueves, 13 de octubre de 2011

Coplas de luna de fiesta


A los Remedios he vuelto otra vez, a los Remedios, como año tras año, y en los Remedios lo he vuelto a ver. A los Remedios, si vuelvo, he de ir de negro porque la Virgen me dijo que ya no tenía remedio. La Virgen dice, que no hay remedio, para mi corazón triste, ¡ay! la Virgen de los Remedios. ¡Oh noches de serenata! cuando voy a la verbena, me acompaña, buena luna y mala suerte. He vuelto a la romería y en el campo de la fiesta, halle desnuda esta rima entre notas de una orquesta y la suerte de mi vida. Para que se haga palpable yo la visto, aunque de harapos que avergüenza hasta su padre su desnudez en el campo. Mi amor fugitivo, mi sol, mi cielo...quisiera ir contigo, pero...no puedo ¡Luna de Septiembre ufana! el oro de tu cristal dejo grabado en mi alma el cielo de Guimarán y la flor de una quintana. No tuve luna de miel ni estrellas de caramelo, la causa fue una mujer y el veneno de su cuerpo (que hoy ya duerme en el cementerio). Ya no lo volveré a ver...sabe Dios cuanto lo siento.  Desde la lunita joven a esta luna torpe y vieja, no más me troncharon flores con una guadaña negra, por eso de alegría es pobre la rima de mi cosecha. Los versos de mi cosecha tienen el pico dorado y las plumas blanquinegras. Volveré a la verbena de los Remedios, si no puede ir mi persona mandaré mis sentimientos. Déjame niño, contarte que si no el llanto me ahoga, como el lazo de una soga, cuando no puedo mirarte. Soy bohemia y trovador, que sin amor ni fortuna doy ladridos a la luna, como el que más y mejor. Desde El Valle a Guimarán la noche de los Remedios, se ven estrellas pasear, son las mozas de Carreño cuando a la verbena van. Coplas de luna, coplas de fiesta, tengo el corazón en brumas y en la garganta una orquesta tocando la canción nuestra. Cuando iba de romería desde El Valle a Guimarán, me clavaron una espina que no la puedo sacar. Si la luna es una lámpara y las estrellas candiles, mi corazón una flauta, que toca triste... muy triste. Para emborracharse, el vino. Para fiesta, los Remedios y para dormir tranquila, no hay como los cementerios. Parranda de calaveras he visto en el Campo Santo y dirigiendo la juerga mujeriegos y borrachos. La ilusión que tuve un día era brillante y lozana, mas hoy está en el desván cubierta de telarañas. De lejos es poesía, de cerca prosa barata. ¡Lástima de rimas mías! ¡Lástima de serenata! ¡Oh rosas del corazón, la pena que me dio siempre, que sin gozar su esplendor las deshojará la muerte! Lunita risueña, dime tu ¿quién acaso a la verbena no ha de volver...?

No hay comentarios:

Publicar un comentario