miércoles, 12 de octubre de 2011

No vengas conmigo

De pronto, al volver una loma, te quedas parada entre las rocas, boquiabierta. Como si ya nada importara o como si todavía quedará todo por descubrir. Ahí está lo que buscabas. El cielo está ardiendo en una íntima incandescencia. Y digo íntima porque ese resplandor naranja es como una bocanada de aliento que se apodera de tus sentimientos y te respira. Las nubes, se difuminan en una belleza tal que caes rendida de amor y cansancio (esto lo siento yo). El día se concentra en un único punto de despedida. De luz o de vida, no sé. Y se rinde el propio juicio, y la soberbia, y la vanidad, en este ímpetu  que tiene algo que ver conmigo, seguro, pero que nunca acertaré a expresar con palabras, por más que me empeñe y viva mil vidas distintas. Dominio de dioses ángeles y poetas. No sabes qué hacer con la mirada, tan encendida ahora y hace un rato tan apagada. En silencio admiras, yo diría que rezas y das gracias. Caminas llena de enigmas. Buscas un papel y un lápiz, para tomar nota, pero ¿Qué vas a escribir? Esta caligrafía no se escribe con tinta. Miras. No es el sol, no son las nubes, a intervalo entre la luz y la noche, transcurre mi vida, o quizá tendrá lugar mi muerte, que es una pequeña parte de la vida, y que desemboca en esta puesta de sol que augura una existencia infinita. No vendrás conmigo. En mi pueblo hay un monte, que significa mucho para mí. No me importa lo que piensen los demás mientras lo disfruten y lo respeten. En mi pueblo hay un vació, un gran vacío. La noche trae sueños, que nunca compartiré. No vengas nunca con migo. Jamás te diré porque. ¿Quiénes son los que sufren? Muchos, No sé, pero son demasiados. No sé, pero me llaman y me dicen<<Sufrimos>> Y me dicen: (Tu pueblo, tu pueblo) que bonito el Valle de Carreño a los pies del monte Areo.      

No hay comentarios:

Publicar un comentario