sábado, 8 de octubre de 2011

Final de una etapa y comienzo de otra

Aquel hombre de fría mirada se fue con el viento del atardecer.
Atrás dejaba los restos de una familia destrozada, gimiendo por los malos momentos de la vida compartida. Se podía escuchar en la lejanía los lamentos, inexplicables, pues nada bueno tenían en el recuerdo, ni su esposa ni sus hijas, solo sus palizas. El sonido de una sirena las volvió al presente; nosotras seguiremos la vida sin él, atendiendo el campo, los animales, los manzanos, recogiendo los frutos que será el reflejo de la vida futura, sin él ya para siempre. Hoy podremos decir, comenzamos una nueva vida, nos podremos volver a equivocar, somos humanos, pero aprenderemos de los errores.

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